Culpa vs vergüenza
"Todos cometemos errores, tenemos dificultades e incluso nos arrepentimos de cosas de nuestro pasado. Pero tú no eres tus errores, no eres tus luchas, y estás aquí AHORA con el poder de dar forma a tu día y a tu futuro."
Steve Maraboli
La culpa y la vergüenza son dos emociones que a menudo pueden entremezclarse y causar confusión.
Quizá te preguntes: si la culpa es una "advertencia", ¿en qué se convierte la vergüenza? ¿Y por qué debería importarte? Son preguntas fantásticas, y las respuestas pueden sorprenderle.
En esta guía, no nos limitaremos a definir la culpa y la vergüenza, sino que emprenderemos un viaje de comprensión y transformación. Descubriremos cómo estas dos emociones, a menudo consideradas negativas, pueden servir en realidad como señales para guiarnos hacia mejores elecciones y crecimiento personal.
Seamos claros: sentir culpa o vergüenza no es un signo de debilidad.
Son experiencias humanas que pueden aportar valiosas lecciones. Cuando aprendemos a manejarlas con atención, podemos convertir estos sentimientos aparentemente negativos en catalizadores del cambio.
Este viaje puede poner en tela de juicio tus percepciones. Pero al final, tendrás nuevos conocimientos que podrás aplicar a tu propia vida y que te ayudarán a sentirte más fuerte, resistente y esperanzado.
Comprender el sentimiento de culpa
La culpa, como ya hemos comentado brevemente, es una respuesta emocional que aflora cuando creemos que hemos hecho algo mal. Es como si tu conciencia interior agitara una banderita, señalándote que te has desviado de tu propia brújula moral.
¿Alguna vez te has despertado después de una noche de copas con esa sensación de hundimiento? No sabes muy bien lo que has hecho, pero sabes que no ha sido nada bueno.
Eso es culpa en acción.
Te sientes culpable porque tus actos no concuerdan con tus valores. Pero aquí está el lado positivo: El sentimiento de culpa, aunque incómodo, puede ser un potente catalizador del cambio.
Es la forma que tiene tu mente de decir: "Eh, esto no somos nosotros. Somos mejores que esto". ¿Y sabes qué? ¡Tiene razón! De hecho eres mejor que esas acciones.
Te sientes culpable porque tus actos no concuerdan con tus valores. Pero aquí está el lado positivo: El sentimiento de culpa, aunque incómodo, puede ser un potente catalizador del cambio.
Es la forma que tiene tu mente de decir: "Eh, esto no somos nosotros. Somos mejores que esto". ¿Y sabes qué? ¡Tiene razón! De hecho eres mejor que esas acciones.
Así que la próxima vez que te invada esa oleada de culpa, no intentes reprimirla.
Acéptalo.
Deja que te recuerde a la persona que te esfuerzas por ser: la persona que controla su bebida, no al revés.
La culpa no es tu enemiga.
Es una guía que te devuelve al buen camino cuando te desvías de él. En tu viaje hacia la moderación o el abandono del alcohol, aprende a ver el sentimiento de culpa como un amigo, no como un enemigo.
Comprender la vergüenza
A diferencia de la culpa, que tiene que ver con hacer algo mal, la vergüenza tiene que ver con estar mal en el fondo. Es un sentimiento doloroso de que somos defectuosos y, por tanto, indignos de amor y pertenencia. Es una emoción universal; todos la tenemos, y es bastante pesada de llevar.
Cuando se trata de controlar el alcohol, la vergüenza puede aparecer de varias formas.
Tal vez lo hayas sentido después de una noche en la que bebiste más de lo que pretendías, lo que te hizo etiquetarte de débil o fracasado. Tal vez sea el estigma persistente en torno a tener un problema con la bebida lo que trae vergüenza a tu vida.
La vergüenza es especialmente delicada porque nos hace querer escondernos o desaparecer.
Nos susurra: "No eres lo bastante bueno", y nos empuja a replegarnos sobre nosotros mismos.
Pero esta es la verdad:
La vergüenza prospera en el secreto, el silencio y el juicio, tanto el juicio propio como el de los demás. Cuanto más la escondemos, más fuerte se hace.
Mientras recorremos este camino de moderación o abandono del consumo de alcohol, es fundamental reconocer la vergüenza cuando aparece y afrontarla con empatía, tanto por nosotros mismos como por los demás. Porque el antídoto contra la vergüenza es la compasión y la conexión
Se trata de decir: "Te veo, vergüenza. Pero no voy a dejar que me definas".
Diferenciar la culpa de la vergüenza
Hemos examinado la culpa. Hemos examinado la vergüenza. Ahora es el momento de diferenciar entre ambas.
Tal vez te preguntes: "¿Por qué importa esto en mi viaje para controlar el alcohol?". Pues bien, entender la diferencia puede ser clave para cambiar nuestros hábitos y comportamientos.
Creemos un escenario sencillo para aclarar la distinción.
Imagina que estás en una reunión social y te has tomado una copa de más. A la mañana siguiente te despiertas y piensas: "No debería haberme tomado esa última copa".
Eso es culpa. Se centra en la acción: la copa de más que te has tomado.
Cambiemos un poco el escenario. Te despiertas y piensas: "Soy un desastre. No puedo controlarme. Soy un fracaso".
Eso es vergüenza. Aquí, ya no se trata de la acción; se trata de ti como persona.
Verás, la culpa dice: "Hice algo malo", mientras que la vergüenza dice: "Soy malo". Y esa es una diferencia significativa. La culpa tiene que ver con el comportamiento, y la vergüenza tiene que ver con uno mismo.
¿Por qué es importante?
Porque cuando nos sentimos culpables, es más probable que queramos enmendar para corregir nuestros comportamientos. Vemos una posibilidad de cambio porque nuestras acciones no nos definen.
Pero cuando sentimos vergüenza, la tarea parece insuperable porque no se trata sólo de cambiar el comportamiento; se trata de cambiar lo que somos, y eso parece mucho más grande y pesado.
Comprender estos matices es importante en su viaje para controlar el alcohol. Puede ayudarte a enmarcar tus experiencias de una forma más sana y a avanzar.
La próxima vez que sientas culpa, en lugar de hundirte en la vergüenza, aprovéchala como una oportunidad de aprendizaje. Deja que te guíe para tomar decisiones diferentes en el futuro.
Ese es el poder de comprender la diferencia entre culpa y vergüenza.
Implicaciones de la culpa y la vergüenza
Ahora entendemos la diferencia entre culpa y vergüenza, pero puede que te preguntes:
"¿Cómo afectan estas emociones a mi salud mental y a mi camino hacia el control del alcohol?".
¡Buena pregunta!
Un sentimiento de culpa excesivo puede crear un círculo vicioso.
Pongamos que te has propuesto tomar sólo dos copas en una fiesta, pero acabas tomando tres. La culpa puede hacer que te sientas deprimido y, para sobrellevar ese sentimiento, puede que busques otra copa, y así continúa el ciclo.
La vergüenza puede tener un efecto similar, pero aún más profundo.
Recuerda que la vergüenza tiene que ver con quién eres, no con lo que has hecho. Ataca tu propio sentido del yo, provocando sentimientos de inutilidad. Esto puede paralizarte y hacer que te resulte difícil creer que puedes hacer cambios significativos, como controlar tu consumo de alcohol.
Pero reconocer y admitir estos sentimientos es el primer paso para romper estos ciclos. En lugar de dejar que la culpa y la vergüenza te mantengan estancado, utilízalas como plataforma de lanzamiento para el cambio.
No es fácil, por supuesto.
Pero recuerda que no estás solo en este viaje. Y el siguiente paso en el viaje es convertir esos sentimientos de culpa y vergüenza en algo fortalecedor.
Convertir la culpa y la vergüenza en empoderamiento
Ahora viene la parte emocionante: convertir la culpa y la vergüenza en empoderamiento. Sí, es totalmente posible, y es un paso vital en tu camino hacia el control del consumo de alcohol.
¿Cómo lo hacemos?
En primer lugar, hablemos de la culpa.
Como ya hemos dicho, la culpa tiene que ver con lo que hemos hecho. Nos da un empujón, un malestar que nos recuerda cuándo nos hemos desviado de nuestros valores y objetivos.
En nuestro contexto, la culpa puede ser una poderosa señal de que hemos sobrepasado nuestros límites con la bebida. Puede recordarnos: "¡Eh, eso no es lo que habíamos acordado!".
Podemos aprovechar este sentimiento de culpa como herramienta de recalibración para volver a encarrilar nuestro compromiso de cambiar nuestro consumo de alcohol.
La vergüenza, en cambio, es un poco más complicada.
Nos dice que somos fundamentalmente defectuosos, lo cual no es cierto. Todos somos humanos y cometemos errores. No son los errores los que nos definen, sino cómo respondemos a ellos.
Así que cuando la vergüenza empiece a aparecer, desafíala. Reformúlala. Recuérdate a ti mismo: "Yo no soy mis errores. Soy alguien que trabaja activamente para mejorar".
Transformar la culpa y la vergüenza en empoderamiento no significa que no volverás a sentir estas emociones. Se trata de gestionarlas de un modo que te impulse a avanzar en tu camino
Tu Rutina Matutina
20 min de Ejercicio/20 min de Hipnosis y Diario/20 min de Lectura o Aprendizaje
Echa un vistazo a nuestra sugerencia de Blinkist:
Opción B
Sheryl Sandberg y Adam Grant
Afrontar adversidades, crear resiliencia y alcanzar la felicidad
Diario
La culpa y la vergüenza... no son emociones agradables, pero entenderlas te devuelve el control. Empecemos a escribir.
Afirmación
Me perdono por mis errores y me permito crecer a partir de ellos.
Diario de reflexión
La culpa dice : «Hice algo malo», mientras que la vergüenza dice: «Soy malo».
¿Eres más propenso a sentir culpa o vergüenza cuando se trata de tu forma de beber?
¿Cómo influyeron estos sentimientos en tus acciones?
Ahora que entiendes la diferencia entre culpa y vergüenza y cómo te afecta, ¿cómo responderás la próxima vez que aparezca la culpa o la vergüenza?
Cuando nos conocemos mejor podemos hacerlo mejor. No te dejes arrastrar en una espiral descendente por la culpa y la vergüenza. Deja que la culpa te indique la dirección correcta y desafía y replantea siempre la vergüenza.
Diario de reflexión
Experimenta los beneficios de la Hipnoterapia
Impulsa tu camino con Sesiones de Hipnosis Guiada